domingo, 2 de diciembre de 2012

CRISIS DE LOS SENTIDOS


En este momento de mi vida me pregunto hacia dónde voy, qué es lo que quiero ser y vivir, con quién quiero estar. Es como si mi corazón se hubiera silenciado y todo me resultara aparentemente indiferente. Hay una frase que reza así: "Sólo cuando tu corazón marque el camino encontrarás a alguien que lo haga palpitar... y el destino se encargará del resto".

¿Cómo volver a escuchar la voz del corazón? ¿Cómo volver a sentir la vida?


 
      ¿Alguien sabe cómo?
 
Las acciones cotidianas se realizan de manera habitual. Su sentido implícito permanece intacto. En épocas difíciles y amenazantes pueden surgir crisis de sentido en algunas áreas de la vida. Pero incluso en esos periodos otras áreas permanecen bajo la influencia de antiguos y habituales sentidos.
Las crisis de sentido rara vez afectan simultáneamente y con la misma fuerza a todas las áreas de la existencia. En particular cuando la rutina se ha vuelto difícil o imposible de realizar en muchos ámbitos, encontramos protección contra crisis de sentido en aquellas áreas donde uno puede continuar actuando de acuerdo con el hábito adquirido. En las sociedades donde las crisis de sentido no estallan a raíz de graves catástrofes y guerras totales, el margen de normalidad habitual que puede mantenerse es, por cierto, mucho más vasto. Ahora bien, los hábitos que se dan por sentados pueden verse amenazados no sólo por acontecimientos graves que afectan el destino de la colectividad, sino también por cambios radicales en la vida del individuo. En todas las sociedades se dan ciertos cambios típicos que pueden desatar crisis de sentido si no son reconocidos socialmente.
   
"QUE UTILIDAD TIENE EL SENTIDO"
 








 
La sociedad moderna ha “inventado” nuevas instituciones para la producción y transmisión de sentido: psicoterapia de distintos tipos, orientadores sexuales y orientadores vocacionales (ambos servicios ya están disponibles en los colegios), cursos y seminarios especiales para la educación de adultos, organismos del Estado benefactor, funcionarios psicológicamente capacitados (o más bien semicapacitados) de las oficinas de personal y, por último, aunque no menos importantes, los medios de comunicación de masas.
 


                "Hay que erradicar conla gran crisis del sentido"


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