domingo, 2 de diciembre de 2012

EL MODO DEl SER

La mayoría de nosotros conoce más sobre el modo de tener que del modo de ser, porque el primero se aplica con más frecuencia en nuestra cultura; pero algo más importante que esto hace que definir el modo de ser resulte más difícil que definir el modo de tener: la naturaleza misma de la diferencia entre estos dos modos de existencia.


Tener se refiere a las cosas, y éstas son fijas y pueden describirse. Ser se refiere a la experiencia, y la experiencia humana es, en principio, indescriptible. En cambio, lo que es plenamente desapetible es nuestra persona (la máscara que usamos, el ego que presentamos), pues esta persona es en si una cosa. En cambio, el ser humano vivo no es una imagen muerta, y no puede describirse como cosa. De hecho, el ser humano no puede describirse.

Este atisbo de conocimiento puede ir 
muy lejos en la comprensión y en la descripción de mi estructura sicológica y en la de los otros; pero mi yo total, toda mi individualidad, mi mismidad que es única, como mis huellas digitales, nunca podrá ser plenamente comprendida, ni aun por empatía, porque no hay dos seres humanos completamente iguales.
 
 
  
 
 
TODOS SOMOS DIFERENTES A TODOS
De cada persona se puede distinguir una esencia según el modo de ser y una trascendencia según la manera de ser. Porque la manera de ser, siendo expresión del modo de ser, nunca lo agota y cada individuo de su persona manifiesta lo que quiere, incluso, según donde y cuando, se puede dejar trascender notas o aspectos distintos del propio modo de ser, reservándose otros caracteres para la propia intimidad.                                                                                                                                    La primera acepción es la que correspondería a definir la personalidad como el modo de ser. La segunda, con la manera de ser. Dado que de cada persona es la manera de ser lo que trasciende, habría que prevenir que la definición de una personalidad ajena no identifica plenamente su modo de ser, sino la manera de como se relaciona con la sociedad.
El drama interior de toda persona consiste en la gestión de su propio carácter o modo de ser, y la configuración que quiere dar a ese carácter para modelar la manera en que cree debe relacionarse con los demás. 

 


Muy posiblemente entre el juicio social a la personalidad por las maneras de ser y la propia gestión de la conciencia personal haya una correlación; de modo que cuanto más es valorada una personalidad por sus obras, es muy probable que mayor haya de ser el esfuerzo mental para controlar las maneras apropiadas en que expresar el propio modo de ser.
La personalidad es un factor muy importante para nustro modo de ser. 
 
 
 
 
 

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