Tener se refiere a las cosas, y éstas son fijas y pueden describirse. Ser se refiere a la experiencia, y la experiencia humana es, en principio, indescriptible. En cambio, lo que es plenamente desapetible es nuestra persona (la máscara que usamos, el ego que presentamos), pues esta persona es en si una cosa. En cambio, el ser humano vivo no es una imagen muerta, y no puede describirse como cosa. De hecho, el ser humano no puede describirse.
Este atisbo de
conocimiento puede ir
muy lejos en la comprensión y en la descripción de mi estructura sicológica y en la de los otros; pero mi yo total, toda mi individualidad, mi mismidad que es única, como mis huellas digitales, nunca podrá ser plenamente comprendida, ni aun por empatía, porque no hay dos seres humanos completamente iguales.
muy lejos en la comprensión y en la descripción de mi estructura sicológica y en la de los otros; pero mi yo total, toda mi individualidad, mi mismidad que es única, como mis huellas digitales, nunca podrá ser plenamente comprendida, ni aun por empatía, porque no hay dos seres humanos completamente iguales.
TODOS SOMOS DIFERENTES A TODOS |
De cada persona se puede distinguir una esencia según el modo de ser y
una trascendencia según la manera de ser. Porque la manera de ser, siendo
expresión del modo de ser, nunca lo agota y cada individuo de su persona
manifiesta lo que quiere, incluso, según donde y cuando, se puede dejar
trascender notas o aspectos distintos del propio modo de ser, reservándose
otros caracteres para la propia intimidad. La primera acepción es la que correspondería a definir la personalidad
como el modo de ser. La segunda, con la manera de ser. Dado que de cada persona
es la manera de ser lo que trasciende, habría que prevenir que la definición de
una personalidad ajena no identifica plenamente su modo de ser, sino la manera
de como se relaciona con la sociedad.
El drama interior de toda persona consiste en la gestión de su propio carácter o modo de ser, y la configuración que quiere dar a ese carácter para modelar la manera en que cree debe relacionarse con los demás.
El drama interior de toda persona consiste en la gestión de su propio carácter o modo de ser, y la configuración que quiere dar a ese carácter para modelar la manera en que cree debe relacionarse con los demás.
Muy posiblemente
entre el juicio social a la personalidad por las maneras de ser y la propia
gestión de la conciencia personal haya una correlación; de modo que cuanto más
es valorada una personalidad por sus obras, es muy probable que mayor haya de
ser el esfuerzo mental para controlar las maneras apropiadas en que expresar el
propio modo de ser.
La personalidad es un factor muy importante para nustro modo de ser.
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